sábado, 31 de marzo de 2012

Palabras más, palabras menos...

Cada día un poquito más gilipollas: Es cuestión de esforzarse y creerse todo lo que nos van metiendo por el culo los más tontos de nuestro curso (que son los que, a base de chupar pollas, han conseguido triunfar y colar sus estúpidas ideas). Si esto es noticia, es que somos más tontos que ellos y no nos hemos dado cuenta. Y si nadie se cuestiona lo que dicen en EE.UU. simplemente porque lo dicen allí es que estamos perdidísimos.
Resulta que en la moderna y súper-guay capital del mundo -Nueva York- han decidido ser más políticamente correctos que nadie y tratar de ofender al menor número de vecinos posible ofendiendo así al resto.
Existen, al parecer, algunas palabras malditas  que deberían estar eliminadas de cualquier diccionario que la raza humana tiene por "mala" costumbre utilizar y que el estado debe (siempre por nuestro bien) controlar y limitar su mal uso para proteger nuestra inocencia y la eterna salvación de nuestra alma.
La lista de palabrejas inutilizables para los niños neoyorkinos podéis consultarla aquí. Como cualquier ser pensante, os habréis percatado de que utilizar el lenguaje no es peligroso en su forma, como pretenden estos retrasados, sino en su fondo, como nadie puede controlar.
De modo que no os permito seguir leyendo este pasquín revolucionario y tocapelotas sin haber leído antes esa lista de palabras malditas. Venga, el artículo también tiene su guasa, no está de más. Pincha aquí, que es lo de antes, pero ahora lo vas a leer.
¿Qué?¿A que estás flipando? Pues yo también. Es cierto que existan textos tan inocentes como este que no pueden ser enseñados en Nueva York. Y eso es así allí hoy, así que será aquí igual dentro de dos años, como mucho.
Y mientras nos preocupamos de las palabras, la gente se muere de hambre.¡¡Cuidado!!¿¿Es muy duro!!
Adelante, esto ya NO es Esparta, es Superguay-mariquita-mangoéame-landia...
Bueno, va: somos gilipollas y ya está... No le demos más vueltas. Digamos las cosas de manera que parezca que no es para tanto y que nadie se enfade en lugar de preocuparnos por lo que de verdad importa... A fin de cuentas, aquí come todo el mundo...


Lo siento. Otra vez me he dejado llevar y lo que era puro cachondeo se ha convertido en pura bilis... Es lo que tiene la hipocresía, el miedo y la vergüenza, que hace que dejemos que las cosas pasen si no nos tocan directamente... ¿Estoy hablando de la reforma laboral y de la huelga general? No, menos mal, hablaba del hambre en otros continentes...


Soy un poquito cabrón, pero a cambio me comporto como un auténtico hijo de puta...

domingo, 11 de marzo de 2012

Anuncios chorras ¿Pero esto qué es?

¡Dín, dan, diridán!¡Yo le doy la mano a Pablo, a mí me da la mano Laura, a Laura se la da mamá...! ¿Lo habéis visto? ¡Seguro que sí! Es el anuncio en el que, al final, el padre le da la mano... ¡Sí!¡A un oso polar gigante!
¿Estamos gilipollas o qué?¡Papá le dará la mano, pero el cabrón del oso seguro que se la arranca!¡Que se lo va a comer seguro, que es un oso salvaje!¡Que nos están diciendo desde hace años que están en extinción por falta de alimento! Se come a papá, fijo.
Lo de los anuncios es algo que ya llega a un límite de estupidez que no tiene explicación ¿Somos todos gilipollas?¿Nos pueden vender cualquier cosa si nos "sorprenden" con la historia más ridícula que se les pueda ocurrir?
No os perdáis tampoco a los "artistas" de Línea Directa. Es que es de lo más y no tienen desperdicio: montan un show en una pista de hielo este invierno pasado (se anunciaban por la radio e invitaban a la gente a ir de público. Gratis, por supuesto: era publicidad), sacan a cuatro capullos disfrazados y les obligan a ponerse en la situación más psicodélica y surrealista que puedan imaginar ¡para que te pases el seguro del coche con ellos! Pero ¿Han visto ellos los anuncios? No imagino a nadie en el mundo que vea esos engendros y diga: "Coño, me han convencido. Voy a contratar el seguro del coche con esta gente, que parece muy seria". ¡Venga, coño!
A lo mejor no lo has visto, pero hay uno en el que sale un fulano preguntándole ¡a la palanca de cambios! y lo más gracioso es que el tolai disfrazado de palanca, sobre patines, completamente tapado y sobre el hielo, solo atina a decir una y otra vez: "¡Cambia, cambia!". Les daban algo antes, fijo. Si no, no se explica.
La culpa es nuestra, si hubiéramos quemado en la hoguera al primer capullo que tuvo la ocurrencia de traer del futuro a una pedorra que solo sabe quitar manchas con lejía en lugar de traer la cura del sida, mejor nos iría:
¡Vaya huevos! Si al menos hubiese venido del futuro cinco minutos antes, habría podido impedir el pollo que monta el tío manazas con el bogavante, pero ni eso: trae lejía.
Ahora, los que llegaron a las más altas cotas de miseria creativa fueron aquellos que en los años noventa tuvieron los santos cojones de contratar al peor actor del mundo para semejante tragedia ¿lo reconoces? ¡Pues no lo comentes con nadie! Actualmente ha rehecho su vida y afortunadamente nadie recuerda ya sus antiguas fechorías:


Si es que esto de la publicidad está fatal, lo que yo te diga...

sábado, 10 de marzo de 2012

Desahogo total (me hago viejo, amiguetes)


Antes de que te metas a fondo, es mejor que veas esto:

Puedes verlo y comentarlo aquí: http://www.vistoenfb.com/twitter/cosas-que-ya-no-existen-por-victorherrero (yo no he podido, porque no tenía espacio suficiente)
Para dar por sentado y pasar por gracioso el comentario, de entrada hay que asumir que en otras décadas, era igual de fácil que ahora ser universitario. Si uno ha vivido en esas otras décadas, sabrá que cuanto más nos remontemos en el tiempo, acceder a la universidad era cada vez más difícil y tener un futuro era aún peor si no eras universitario, pero es lo que hay: los universitarios de cualquier época creen que ir a la universidad equivale a un derecho inalienable y que automáticamente es recompensado con un curro bien pagado que le ponga por encima del vulgo que compra el pan cada día ¿?
 No obstante, si el número de caracteres me lo hubiese permitido, hubiera escrito lo siguiente:
"Esto va en serio, chaval, así que si solo quieres cachondeo, no sigas leyendo, no te va a gustar... Está bien, tú lo has querido: Yo fui estudiante en los 80 y 90, cuando ir a la universidad era cosa de hermanos mayores, la informática y la telefonía móvil eran ciencia-ficción y encontrar un curro donde se trabajase poco y se cobrase medio-bien era la máxima aspiración de la mayoría. Todos pensábamos exactamente lo mismo: teníamos cosas pero no futuro.
El mundo no nos daba una mierda, había una crisis de la hostia por culpa del petróleo, pero una crisis igual o peor que hoy, no te creas. En serio: no había futuro y la frase más famosa era: "vive deprisa, muere joven y dejarás un bonito cadáver".
Teníamos un walkman -el que lo tenía- y comprábamos cintas en el rastro (no daba para más) que escuchábamos en el radio-cassette de nuestro hermano mayor (que lo corrobore mi hermano Juan Luis, que tenía el radio-cassette más grande de Leganés y que acabé jodiéndolo yo con las cintas de "Los toreros muertos" y "La polla récords") y creíamos que no teníamos futuro..
Algunos comprábamos cómics de Marvel y DC y eso nos hacía diferentes, ya que a nadie en su sano juicio se le hubiese ocurrido grabar una peli con semejantes personajes (bueno, algún friki tuvo los huevos suficientes de hacer Supermán y lo petó, pero tuvo suerte) grabábamos nuestras pelis y el programa "La edad de oro" en VHS pero aún así pensábamos que no teníamos futuro... Éramos lo más moderno cuando escuchábamos a los Hombres G antes de ser famosos y a los Smiths cuando  no los conocía nadie pero no veíamos que nuestra vida fuese a servir para nada: no teníamos futuro.
Pero el futuro hay que currárselo y había una crisis de la hostia que nos hacía creer que el mundo se iba a acabar... pero no se acabó: cambió.
Cambió gracias a los jóvenes que supieron ser emprendedores y cambiar lo que había y los que supieron tragarse el orgullo y trabajar para ganarse la vida asumiendo que no cambiaríamos lo que había ni seríamos los que se harían millonarios con carrera o sin ella.
Si ya estamos llorando ahora, antes de enfrentarnos al mundo real solo por pensar que el tener una carrera universitaria nos da cualquier derecho, por mínimo que sea, éste os comerá, os joderá y lo habréis merecido, llorones, como se comió a muchos de mi generación.
Vosotros tenéis internet para soltar vuestras tonterías ,gracietas y chorradas autocomplacientes, pero los más flojos de mi generación solo pudieron encontrar un chute de caballo sin haber podido expresar sus pajas mentales ante un público igual de estúpido que le riese las gracias.
Nunca ha habido una generación que lo haya tenido fácil. A todos se nos soltó en un mundo en crisis. Si sabéis quién fue Darwin, sabréis de lo que hablo.
El problema es que la mayoría nos creemos ser una especie de superhéroes incomprendidos a los que el mundo se les pone en contra, Pero la realidad es que la mayoría sois unos frikis que saldréis adelante como podáis si es que salís.
Llegará un día en el que descubras que tu sueño se acabó hace quince años y que tienes que seguir adelante para poner en el mercado a tus propios hijos, que creerán  -como tú hoy- que son la hostia y que se comerían el mundo, pero que la puñetera crisis no les deja.
La cosa está chunga: entonces ¡lucha, cabrón!¡deja de llorar y busca soluciones!Dentro de 20 años te descojonarás de las gilipolleces que das por ciertas hoy. Espero que no sea tarde y te rías de lo bobo que fuiste, y no llores por las oportunidades que perdiste haciéndote el derrotista y pensando en lo que dejaste atrás.
Joder, ¡qué agusto me he quedado! (Y sí: agusto es una palabra correcta en castellano, no se escribe "a gusto" como se empeñan en demostrarnos los correctores ortográficos  estadounidenses que no saben castellano, curiosamente). ¡Rebélate y no des el futuro por perdido, capullo!